El grafito es una forma de carbono, del que se encontró un depósito en Inglaterra en 1564. Poco después se comenzaron a utilizar delgados trozos de este material para escribir. Para preservar las manos de su contacto se los enrollaba con cuerdas, pero luego se comenzó a insertarlos en varillas de madera excavadas a mano. Para 1662 ya existía en Alemania una fabricación masiva de lápices de madera. El químico francés Nicolas Conte desarrolló en 1794, un proceso en el que mezclaba polvo de grafito con arcilla y lo horneaba como una cerámica, con lo que evitaba el corte manual del grafito y reducía el enorme rezago del proceso anterior. Y como ventaja adicional, modificando las proporciones de los componentes, conseguía lápices de distintas durezas, muy aptos para usos artísticos. Recién para 1812 comenzaron a fabricarse lápices de madera en los Estados Unidos de Norteamérica. En 1834 se descubrió que la aplicación de presión sobre el grafito hacía innecesario el uso de agentes agregantes Todos estos primeros lápices consistían en varillas de madera o metal que sostenían la barra de grafito o mina por presión. Este concepto muy pronto dio nacimiento a la idea de que el grafito podía ser empujado fuera de un tubo de metal. De esta manera comenzó la producción de lápices mecánicos, usando diferentes métodos para propulsar la mina fuera del cuerpo a medida que se gastaba. En 1822 Sampson Mordan patentó en Inglaterra un lápiz de este tipo. No fue el primero en fabricarlos, pero su nombre se asocia a la invención de estos lápices. De hecho, antes de esta fecha, ya se usaban lápices de metal de ese tipo, colgados de chateleines. Muchos de los lápices metálicos de este primer período utilizan variados mecanismos y son muestra de una enorme originalidad, sofisticación y estilo en cuanto a sus diseños. Con el advenimiento de las lapiceras fuente, los fabricantes de éstas incorporaron la fabricación de lápices en líneas concordantes, con lo que la producción se estandarizó y en buena medida se perdió la gran creatividad presente en los primeros lápices mecánicos. Por esta razón coleccionar estos lápices de nuestros bisabuelos y abuelos es tan apasionante y produce tantas satisfacciones.